200 ANIVERSARIO DE LA APROBACIÓN DE LA CONGREGACIÓN DE DERECHO DIOCESANO
Si todo parecía condenado a esta cansina y triste andadura, una noticia perdida en actas brilla con luz esperanzadora por su trascendencia. En Sitiada del 3 de junio de 1824, nos sorprende algo olvidado, casi inesperado:
El Presidente manifestó todo lo actuado con relación a las Constituciones arregladas para las Hermanas de la Caridad en 1818, y haberse suspendido su ejecución con motivo de las novedades posteriormente ocurridas: que en el día podía llevarse el asunto adelante y que para ello las presentaría en otra Sitiada. El 14 de junio las presentó, en efecto, como ya aprobadas en 1818 y propuso dar el último paso: la presentación de las mismas al Ordinario “para que con su aprobación puedan llevarse a efecto”.
El Arzobispo, que tuvo parte tan directa en la iniciativa y redacción de las Constituciones, había fallecido el 9 de febrero del año anterior, la sede estaba vacante y su sucesor no sería nombrado hasta el 27 de septiembre de 1824. En sede vacante, le tocó ser Gobernador y Vicario General a D. Francisco Amar, que al mismo tiempo era Regidor del Hospital. El Arcediano, Presidente de la Sitiada y que años atrás tuviera participación directa en el asunto, era quien ponía en marcha la aprobación…
Era todo un triunfo que la Sitiada hubiese considerado “necesario” dirigir las Constituciones a la autoridad diocesana, para que las aprobase e interpusiese su autoridad eclesiástica, como dice la carta del Arcediano. El Dr. Caviedes, Fiscal del Arzobispado, dio su visto bueno a unas Constituciones que se dirigían a “planificar un instituto tan útil para el socorro y el amparo de la humanidad enferma y desvalida, y práctica de las virtudes cristianas, especialmente de la caridad en su grado más heroico”. El mismo día 10 de julio de 1824, extendía el Provisor y Vicario General sede vacante D. Francisco Amar el documento solemne de aprobación…
Nacía una Congregación signada con votos…
Aprobadas estaban, pero no se registra solemnidad alguna de promulgación o de entrega a las Hermanas. Simplemente entrarían en funcionamiento. Era un paso histórico, fruto de larga espera y paciencia. Nacía una Congregación tras veinte años de penosísimo rodaje. Regla viva fue su ejecutoria, y la vida vale más que su codificación escrita. Pero las reglas son necesarias y constituyen el basamento de las instituciones. Junto al nombre del sembrador, inspirador, conductor, animador y Padre Mosén Juan Bonal, deben registrarse en los Anales de la Congregación, como artífices de lo casi imposible, los del Arzobispo D. Manuel Vicente Martínez Ximénez, del Arcediano Vicente Ximénez y del canónigo-regidor y Gobernador sede vacante de Zaragoza, D. Francisco Amar.
- Tellechea Idígoras, José Ignacio (1986), Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y el Hospital de Ntra. Sra. de Gracia de Zaragoza. Documentos Históricos IV. El segundo decenio (1814 – 1824), págs. 197-200 -