San Pedro Damián
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Nuestro santo de hoy era huérfano, bien porque su madre lo abandonó, bien porque esta murió siendo él muy pequeño, no lo sabemos con seguridad. El caso es que nuestro amigo se encontró recogido en casa de uno de sus hermanos. Cuando tuvo la edad lo mandaron a cuidar cerdos. Sin embargo, otro hermano suyo, compadecido del niño, se lo llevó a Rávena (Italia), de donde era arcipreste. Allí Pedro creció y recibió una educación, y tanto le cundió esta que a los 25 años es ya profesor. A los 28 se retira al eremitorio de Fonte Avellana, al pie de los Apeninos (Italia), donde también sobresale en el cumplimiento de la disciplina monástica. Nombrado superior, acomete varias reformas, entre las que se cuenta la fundación de 5 nuevos eremitorios.
Con ese prestigio que rodeaba todo lo que hacía, pronto se fijan en él los papas y así, a lo largo de su vida, sirvió a cuatro de ellos, aconsejando, escribiendo, viajando, reformando en ese siglo de hierro que fue el XI. Renunciaba a todas las dignidades, aunque llegó a cardenal-arzobispo, y prefería la tranquilidad de su ermita. Murió a la vuelta de uno de los innumerables viajes que emprendió por orden de los papas, muy cerca de ya de su ermita, en el año 1072.