San Severo
De San Severo, obispo de Barcelona conforme a la tradición, y mártir durante la persecución de Diocleciano, apenas existe ninguna noticia segura.
Según se cuenta, Severo nació en Barcelona de familia distinguida y recibió una esmerada educación, como a su rango correspondía. En el himno de su oficio se expresa claramente su condición de ciudadano de Barcelona. La tradición no nos comunica datos especiales sobre su vida anterior a su episcopado; pero da por supuesto que recibió una educación cristiana y que se dedicó al estado eclesiástico. En cambio, claramente aparece la noticia de que fue elevado al obispado de Barcelona, en torno al año 300, donde se distinguió por su dedicación incansable a los fieles que Dios le había confiado.
La persecución de Diocleciano, estalló durante el invierno del año 202 al 203, y, en una serie de cinco edictos, fue agravando hasta lo sumo la situación de los cristianos.
Al tener noticias de estos decretos, el obispo Severo creyó que era conveniente ocultarse, como habían hecho en otro tiempo otros mártires, pues de este modo podía continuar alentando y sosteniendo a los fieles. Así, pues, se retiró al otro lado de la montaña, y llegó al Castro Octaviano, que, según lo anteriormente indicado, era el actual San Cugat.
Entretanto, sabiendo Daciano que el obispo Severo se había escapado y trataba de esconderse, envió un pelotón de soldados en su busca, con la orden expresa y terminante de terminar con él o traérselo preso ante su tribunal.
Pero, entretanto, Severo había tomado su decisión. Sabiendo que habían llegado los emisarios del presidente, se presentó espontáneamente ante ellos, e inmediatamente fue apresado juntamente con otros cuatro sacerdotes de Barcelona que con él se hallaban. Y allí mismo, en el Castro Octaviano, se desarrolló rápidamente el sacrificio de aquellas víctimas.
Su culto es antiquísimo en España, particularmente en Barcelona. San Severo es el modelo del obispo cristiano, por su entrañable amor hacia sus fieles y su espíritu de fortaleza.