San Braulio

Nacido en Gerona, se educó en la Escuela de Sevilla, regida por san Isidoro, de quien fue discípulo y después íntimo amigo. Isidoro escribió las "Etimologías" a ruegos de Braulio. Cuando éste le pide que le mande un ejemplar, Isidoro contesta: "Cuando recibas algún escrito de este amigo tuyo, acógelo como si fuera tu amigo mismo; éste es el único consuelo entre dos ausentes". Su segundo gran maestro fue su hermano Juan, obispo de Zaragoza, "hombre sabiamente sencillo y sencillamente sabio", según san Eugenio de Toledo. En Zaragoza existía un monasterio, fundado el 592, junto a la Basílica construida en honor de Santa Engracia, mártir zaragozana del 303. En este monasterio se fundó una Escuela episcopal donde se educó Braulio.
El 631 murió Juan. Clero y fieles eligieron a Braulio para sucesor. Fue un hombre muy sabio. Entre los libros que escribió es muy célebre la Vida de San Millán de la Cogolla (473-574), compuesta hacia el 650, valiéndose de las narraciones de su hermano Fronimiano, monje en La Cogolla, que había escuchado los relatos de los discípulos de San Millán. Zaragoza fue también un centro de irradiación de cultura musical. El fundador de esta escuela es, así mismo, su hermano Juan. Braulio fue muy erudito en la ciencia musical y educador de san Eugenio de Toledo. Las otras escuelas musicales eran Sevilla y Toledo. Como obispo, se precoupó mucho de la instrucción religiosa del pueblo. Su elocuencia era grande. En su vida personal sobresalen la austeridad y la ejemplaridad. Su vestido era siempre pobre; su comida, muy sobria. Aborrecía el lujo.
Dedicaba a los pobres todas las limosnas que le llegaban. En sus Cartas firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios". Su ciencia y santidad aparecen en los concilios IV, V y VI de Toledo, en los que participó. Fue comisionado por el clero para exponer al papa Honorio I (625-638) la actuación del episcopado hispano en el trato benigno a los judíos en la península ibérica, cosa que escandalizaba al resto de la Cristiandad. Como era un gran lector, los últimos años de su vida sufrió mucho al no poder leer, pues se quedó ciego. Aprovechó para dedicarse a rezar y meditar. Murió el 651. Le sucedió Tajón, otro obispo muy sabio de Zaragoza.