La fidelidad a la llamada que hemos recibido y la vivencia de la misión, confiada a la Congregación por la Iglesia, exige en nosotras una sólida y progresiva formación adaptada a la capacidad y aptitudes de cada una y a las condiciones de tiempo y lugar.
Por ello, cada una de las Hermanas nos implicamos en un proceso formativo que dura toda la vida e incluye la formación inicial y la formación continua.
La Congregación pone los medios para nuestra formación y encomienda a algunas Hermanas la tarea específica de acompañar este proceso desde el Plan de Formación de la Congregación y el Itinerario Formativo-Carismático “Caminos de Hospitalidad”.
La formación inicial tiene como fin acompañar, en el proceso de discernimiento y crecimiento, a quienes se sienten llamadas a la vida religiosa, para descubrir si este es su camino, e identificarse con el estilo congregacional de vivir la Alianza con Dios y la misión, según el Carisma de nuestros Fundadores. Abarca las siguientes etapas:
- Postulantado: después de un tiempo de contacto con la Congregación o Aspirantado, tiene una duración de seis meses a dos años
- Noviciado: con duración de dos años, tras el que se solicita realizar la primera Profesión Temporal
- Juniorado: con duración entre seis y nueve años, entre la Primera Profesión y la Profesión Perpetua
Se Consideran “Casas de Formación” aquellas que acogen el Noviciado o el Juniorado.
La formación continua viene exigida por el dinamismo de la vida consagrada, de las tareas pastorales que realizamos y del mundo en que vivimos. Es tarea de toda la vida y nos compromete a profundizar en el seguimiento de Cristo y actualizarnos en los valores de la cultura contemporánea, para lograr el crecimiento progresivo y armónico de la persona, en servicio de la misión específica de la Congregación.
Generalmente la vivimos en cada comunidad, aunque la Congregación prevé la celebración de encuentros de formación en momentos especiales como la celebración de los diez años desde la Profesión Perpetua, las Bodas de Plata y Oro…