San Policarpo

Obispo y mártir de la primitivisima Iglesia católica, muerto en Esmirna (actual Izmir, en Turquía) en el año 166 aproximadamente. Fue discípulo de San Juan evangelista, y conoció a otros muchos que, a su vez, habían convivido con Jesucristo. Policarpo era un gran obispo y mejor cristiano. Se ganó el sobrenombre de "padre de los cristianos" y se lo decían así tanto cristianos como paganos. Sin duda, Policarpo fue el personaje más importante de la cristiandad oriental. San Jerónimo lo llamó "príncipe de Asia". Recibió la visita de otro padre oriental importante, Ignacio de Antioquía, en su camino hacia el martirio, en Roma. Como delegado de las iglesias de Asia, participó en varios encuentros con el papa Aniceto, para discutir algunos asuntos sobre liturgia. Tan grande era el respeto que infundía este santo que el mismo papa le cedió la presidencia en la Eucaristía. A la vuelta de estos encuentros, se desató en Esmirna una persecución contra los cristianos. Policarpo permanece en una aldea cercana, pero es descubierto y encarcelado. Negándose en redondo a renegar de su fe, es entregado a las llamas aunque, según cuenta la tradición, estas no le afectaron, y tuvo que ser una espada, que le atravesó el corazón, la que acabase con su vida. El testimonio de su martirio fue recogido por los cristianos de Esmirna, que inmediatamente lo difundieron por toda la cristiandad, relatando la fuerza y alegría con que Policarpo había entregado su vida por Cristo. Tenía entonces 86 años.