San Bruno

Resulta imposible recordar a San Bruno con otros rasgos que sean los del asceta consumido enteramente por su visión interior. Y, sin embargo, si bien Bruno había sido, hasta sus cincuenta años un celoso sacerdote, nada había tenido hasta entonces de ermitaño. Nacido en Colonia hacia el 1030, pasó de ser canónigo de la colegiata de San Cuniberto, a convertirse en Reims, por más de veinticinco años, en el «Maestro Bruno», profesor muy apreciado de una de las escuelas de más reputación de su tiempo. Fue hacia 1080 cuando escuchó la llamada a una vida de total entrega a la penitencia y a la contemplación. Abandonando su cátedra se retiró junto con algunos discípulos cerca de Molesme, y más tarde al macizo de Chartreuse, cerca de Grenoble, en los Alpes del Delfinado, donde instaura un tipo de vida monástica sumamente parecida, en ciertos aspectos, a la que había concebido San Romualdo: los hermanos vivirían como ermitaños, pero se reunirían para la celebración litúrgica. En 1088, a instancias del papa Urbano II, antiguo alumno, Bruno hubo de abandonar Chartreuse para no volver a verla más. Tras pasar 3 o 4 años en Roma, obtuvo permiso para retirarse a Calabria, en donde fundó un nuevo retiro en el desierto de La Torre. Allí fue donde murió, cerca de Serra, en 1101.