Florencia Resano Sanz

«Dichosos los que crean sin haber visto» (Jn 20,29).

Nació en Andosilla (Navarra - España) el día 3 de noviembre de 1929.

Comenzó el Postulantado el día 2 de septiembre de 1958. El día 15 de marzo de 1959 inició el Noviciado y pronunció los Primeros Votos el día 15 de marzo de 1961. Hizo su Profesión Perpetua el día 18 de junio de 1966.

Formó parte de las siguientes Comunidades:
-    Clínica “San Juan de Dios”, Zaragoza (España).
-    Dispensario “Ibercaja”, Zaragoza (España).
-    Mutua de Accidentes, Zaragoza (España).
-    Residencia “San Felipe Neri”, Zaragoza (España).
-    Hospital Clínico, Zaragoza (España). Superiora.
-    Comunidad “Nuestra Señora de la Luz”, Zaragoza (España).
-    Comunidad “Siloé”, Zaragoza (España).

Hna. Florencia acogió la alegría de las bienaventuranzas y pasó su vida, compartiendo esa dicha con las personas que encontró en su camino: tras sus primeros votos, en el año 1961, fue enviada a la clínica San Juan de Dios de Zaragoza, donde aprendió de los pobres de quién es el Reino de los cielos; en 1972, en el Dispensario consoló a quien se acercaba llorando; dos años más tarde se incorporó a la Mutua de accidentes, desde donde su hambre y sed de justicia la llevó a seguir formándose para poder servir a todo el que esperaba ser saciado. En 1978, en la Residencia San Felipe Neri, se encuentra con la imagen de Dios que sólo pueden transmitir los limpios de corazón y dos años después, es en el Hospital Clínico donde nombra hijos de Dios a tantos que buscan paz en medio de la enfermedad. En 1991, acogiendo la herencia de tantas Hermanas que nos han precedido, es destinada a la Comunidad “Ntra. Sra. de la Luz”, para compartir en la propia casa la mansedumbre de quien sabe en Quién ha puesto su confianza. En julio del año 2017, tras una vida cuidando y acogiendo el dolor de los otros, Hna. Florencia comienza a disfrutar de la reciprocidad del amor, siendo ella la cuidada y acogida.

Esta mujer inquieta y de energía desbordante, se desvivió por atender cualquier necesidad que se presentaba, cuando la enfermedad comenzó a querer dejarla fuera de juego, se esforzó todo lo que pudo por seguir aportando y no le resultó fácil acoger la limitación que -con aspecto de movimiento constante- la quería parada.

Tras varios ingresos hospitalarios, serenamente, con una sorprendente quietud y sosiego, ya en Comunidad, se rendía a la Calma, abrazaba la Paz y escuchaba con honda Alegría: “Dichosa tú, Hermana Florencia, porque sin haber visto, has creído”.

Fue llamada a la Casa del Padre el día 3 de julio de 2019, a los 89 años de edad y 60 de Vida Religiosa, en la Comunidad “Siloé”, de Garrapinillos (Zaragoza – España).

¡DESCANSE EN PAZ!

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