María Luisa Ferrero Arner

Le has concedido el deseo de su corazón…
Le concedes bendiciones incesantes, la colmas de gozo en tu presencia.
(Sal 20,3.7)

Nació en Alcolea de Cinca (Huesca - España) el día 22 de junio de 1928.

Comenzó el Postulantado el día 24 de septiembre de 1952. El día 15 de marzo de 1953 inició el Noviciado y pronunció los Primeros Votos el día 15 de marzo de 1955. Hizo su Profesión Perpetua el día 18 de junio de 1960.

Formó parte de las siguientes Comunidades:
-    Colegio “Santa Ana”, Zaragoza (España).
-    Casa General - Juniorado, Zaragoza (España). Prefecta de Junioras.
-    Consejo General, Zaragoza (España). Consejera General y Delegada de Espiritualidad.
-    Consejo General, Zaragoza (España). Vicaria General y Delegada de Formación y Vocaciones.
-    Colegio “Santa Ana”, Zaragoza (España). Superiora.
-    Casa Provincial de la Provincia de Nuestra Señora del Pilar, Zaragoza (España). Superiora Provincial.
-    Hermanas Profesas de la Casa General, Zaragoza (España).

Hna. Mª Luisa ha sido una mujer de Dios, con un gran amor por la Congregación, la formación y la educación, alentada por el deseo de ser exquisita en la vivencia de la Caridad. Sus Primeros Votos fueron recibidos por la Madre María de Llona, Vicaria General y gran amante de la Congregación y de la Educación. Seguro que Hna. María Luisa quedó contagiada por su pasión por la Congregación y su vocación educadora, “se educa sólo por amor”.

Como Prefecta de Junioras, les decía a las Hermanas: Ésta es nuestra vocación: ser AMOR, CARIDAD, MISERICORDIA, en nuestra vida y en nuestro hacer. Ser presencia viva de Jesús que AMÓ a los hombres hasta el límite, hasta el fin.

En su tarea de gobierno a nivel general, provincial y local, destacó su gran interés por ayudar a crecer en identidad congregacional, su dedicación a las Hermanas, su servicio permanente y la responsabilidad en el cuidado de la formación inicial y continua.

A lo largo de varios años, publicó diversas obras sobre temas de la Congregación: “Nuestra Identidad Congregacional”, en tres volúmenes (Carisma, Espíritu y Misión); “La Santísima Trinidad en los Documentos Congregacionales”; “Y la semilla dio fruto”, en tres volúmenes también, sobre el desarrollo histórico de la Congregación. Escribió, igualmente, diversos Tratados sobre el estilo educativo de nuestra Congregación.

Han sido muchos los años en los que nuestra Hermana María Luisa ha vivido, profundizando en la vida de la Congregación y transmitiéndola, con sus escritos y sus palabras, a generaciones de Hermanas de los cinco Continentes. Ella ha sido como el cántaro de Madre María Ràfols que no se agotaba. Su secreto era, como el de este cántaro: compartir gratis el “agua”, que gratis le daba su Señor.

El P. Ignacio Tellechea, profundo conocedor de la vida e historia de la Congregación, en la Introducción del primer volumen de los Documentos históricos, habla de las Hermanas que se encontró en su etapa de seminarista, y define la vida de cada una de ellas como un “documento histórico viviente que demuestra la fidelidad al sello originario de la Congregación”. Este ser documento viviente, fiel al sello originario, lo encontramos, una vez más, en una Carta Circular del año 1993, en la que, siendo Superiora Provincial, escribía a las Hermanas de su Provincia las siguientes palabras: Hemos iniciado un nuevo curso… Todas tenemos el corazón y la mente puestos en una fecha que queremos que pronto se haga realidad: la beatificación de la Madre Fundadora… Lo extraordinario de María Ràfols es que supo poner AMOR en lo ordinario, sencillo, y humilde de cada día, en un servicio hecho de tal manera, que invitaba a la cercanía y a pedirle favores. Y a esto nos llama, nos insta con fuerza, a que sepamos hacer realidad en nuestras vidas, también nosotras, el himno de la CARIDAD que desde novicias aprendimos… “Este es el dictado con que nos apellidamos y debe ser el distintivo por donde nos conozcan”. (Conf. Const. 1824, pág. 69) Este es el dictado con el que es fácil apellidar a Hna. María Luisa, éste también ha sido su distintivo.

En la Comunidad de Hermanas Profesas compaginó los distintos trabajos congregacionales con las tareas cotidianas. Impresionaba su recogimiento ante el Santísimo y su fervor rezando el rosario delante de las imágenes de nuestras Superioras Generales, uniendo su hágase con el de María, y ofreciéndolo por todas las necesidades del Consejo General y de la Congregación.

Con el paso del tiempo, su salud se fue deteriorando y en la Enfermería de la Casa General fue contemplando con la agudeza y profundidad de su mirada todo lo que sucedía a su alrededor, adentrada en el misterio que a todas se nos escapaba pero que, a buen seguro, era para ella aún más claro que las leyes de la física que hizo, para muchos, comprensible con su talento, su paciencia y buen hacer.  Y así, dejándose poco a poco y totalmente en Manos de Dios, haciendo realidad el Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer… siguió siendo, para cada una de nosotras, expresión de los innumerables dones de Dios, de la Caridad que es Él mismo y con la que Él siempre la configuró porque se entregó a Él. 

Y la Caridad la vivió hasta el fin con la donación a la ciencia de su propio cuerpo, entregado en beneficio de los demás con las palabras que ella dejó escritas y firmadas como testamento vital el 21 de junio, día de su cumpleaños, del 2008: “Todo lo que soy quiero que se gaste en beneficio de los demás. Es lo que me pide mi vocación de Hna. de la CARIDAD”.

Fue llamada a la Casa del Padre el día 13 de diciembre de 2019, en la Comunidad de Hermanas Profesas de la Casa General, en Zaragoza (España), a los 91 años de edad y 66 de Vida Religiosa.

¡DESCANSE EN PAZ!

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