Celsa Fernández Álvarez

Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
(Mt 9,15)

Nació en Baredo (Pontevedra - España) el día 18 de mayo de 1939.

Comenzó el Postulantado el día 8 de diciembre de 1971. El día 13 de septiembre de 1972 inició el Noviciado y pronunció los Primeros Votos el día 8 de septiembre de 1974. Hizo su Profesión Perpetua el día 5 de septiembre de 1981.

Formó parte de las siguientes Comunidades:

  • Colegio “La Inmaculada”, Peñafiel (Valladolid – España).
  • Colegio de Fitero, (Navarra – España).
  • Casa Juniorado, Zaragoza (España).
  • Sanatorio “Nuestra Señora del Rosario”, Madrid (España).
  • Residencia de Ancianos “San Rafael”, Salamanca (España).
  • Clínica “San Juan de Dios”, Pamplona (Navarra – España).
  • Hospital “San Juan de Dios”, León (España).
  • Casa Provincial de la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid (España).
  • Casa “Hogar Belén”, Santander (España).
  • Hermanas de la Caridad de Santa Ana, El Burgo (La Coruña – España). En dos ocasiones.
  • Hermanas de la Caridad de Santa Ana – Vallecas, Madrid (España).
  • Residencia “Santísima Trinidad”, Peñafiel (Valladolid – España).
  • Comunidad de Hermanas Mayores, Collado Villalba (Madrid – España).

Hna. Celsa fue una mujer abierta a la Vida, trabajadora, servicial, con una gran inquietud por llevar una vida de oración y ser mujer orante. Sincera, muy comunicativa, constante, universal y muy responsable. Con gran capacidad para irradiar humor en los ambientes comunitarios, y muy familiar y sociable.

Fue una mujer con inquietud apostólica y pastoral, y con una sensibilidad especial hacia los más débiles, desde nuestra identidad carismática, al estilo de nuestros Fundadores, y un profundo sentido eclesial.

Siempre agradecida y agradeciendo cada servicio y atención que se le realizaba, especialmente en su enfermedad. Aun así, pendiente de los demás, estuvo preguntando por el proceso de la guerra de Ucrania hasta el último momento y expresó que ofrecía su dolor y desasosiego por la paz en ese país.

Ha vivido su muerte conscientemente, con la seguridad del Encuentro con Aquel por quien ha vivido y la serenidad de llegar a la Casa del Padre y encontrarse con su Abrazo.

Su Comunidad nos compartió:

  • Has sido una mujer tan vital y fuerte ante la enfermedad, una mujer que nunca perdió su buen humor, en comunidad siempre servicial y abierta. Consciente de tus limitaciones, no dudaste en pedir perdón cuando expresabas con energía lo que querías o no querías que te hicieran.
  • Queremos rescatar, que aún en el último tiempo tu sensibilidad especial con las más débiles, nunca se vio mermada, dar de comer a Hermanas de la cuarta planta, sacar a pasear a las que más lo necesitaban… sin duda detalles que hablan de tu ser acogida y disponibilidad.
  • Siempre tuviste una mirada alerta a lo que acontecía a tu alrededor, en medio del dolor de los últimos días, estuviste atenta a la guerra que vivimos y no dudaste en ofrecerlo por las víctimas de ésta.
  • No queremos dejar caer en saco roto tus últimas recomendaciones, lo que nos has aconsejado a quienes tuvimos la suerte de acompañar tus últimos días. Con insistencia nos decías: “Observar, escuchar, dialogar y luego consensuar para decidir lo mejor… y todo con humildad, con sencillez, desde la oración”.
  • Has repetido muchas veces GRACIAS a las Hermanas, al personal, a los médicos de paliativos cuando han venido a visitarte, en el hospital, al capellán valorado por ti como un hombre bueno, hombre de Dios, a tu hermana, a tus sobrinos cuando han venido a verte y tanto te has alegrado del encuentro, a tu turnera, Hna. Rita, cuando ha tenido el gesto de acercarse a verte y tanto te ha alegrado su presencia.

Hna. Celsa fue un regalo de Dios para la Congregación y en las distintas tareas que le fueron encomendadas, donde acogió, curó, acompañó y sirvió “con el mayor cuidado, con todo detalle, con todo amor”. 

Damos gracias a Dios por la vida de Hna. Celsa; una vida entregada al Señor Jesús y, en Él, al servicio de sus Hermanas y hermanos, especialmente de los más pobres y necesitados, a ejemplo de nuestros Fundadores; una vida tejida de gestos de Caridad hecha Hospitalidad.

Fue llamada a la Casa del Padre el día 4 de marzo de 2022 en la Comunidad de Hermanas Mayores de Collado Villalba (Madrid – España), a los 82 años de edad y 49 de Vida Religiosa.

¡DESCANSE EN PAZ!

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