Julia Francisca Chacón Valverde

Porque si hemos sido unidos a Él en la semejanza de su muerte,
ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección.
(Romanos 6,5)
Nació en Santa María de Dota (San José – Costa Rica) el 28 de enero de 1937.
Comenzó el Postulantado el día 5 de diciembre de 1954. El día 15 de junio de 1955 inició el Noviciado y pronunció los Primeros Votos el día 15 de junio de 1957. Hizo su Profesión Perpetua el día 18 de diciembre de 1962.
Formó parte de las siguientes Comunidades:
- Asilo "Las Mercedes" - Leprosario Nacional, Guadalupe (San José - Costa Rica). En dos ocasiones.
- Colegio “Nuestra Señora del Pilar”, Escazú (San José – Costa Rica). En tres ocasiones.
- Colegio Parroquial “San Antonio”, Ciudad Darío (Matagalpa – Nicaragua).
- Casa Provincial de la Provincia de Madre Ràfols, Llorente de Tibás (San José – Costa Rica).
- Residencia Geriátrica “Juan Bonal”, Llorente de Tibás (San José – Costa Rica).
Hna. Julia, desde el comienzo de su Vida Religiosa, siempre se mostró con muy buena salud, piadosa, ordenada, silenciosa y obediente.
Se entregó fundamentalmente en el Ministerio Pastoral de Educación y, con su forma de ser dulce, dócil y trabajadora se ganó el cariño de sus “Señores”, los alumnos que le tuvieron gran cariño y admiración.
En Nicaragua, desplegó sus dones, en favor de aquel que más lo necesitaba, combinando su saber con el detalle, el servicio y entrega que siempre la caracterizaron. Su vida sencilla, silenciosa y abnegada no pasaban desapercibidas.
En la Comunidad del Colegio “Nuestra Señora del Pilar” de Escazú pasó la mayoría de su Vida Religiosa. Era un referente para todos los antiguos alumnos que la buscaban cuando visitaban su colegio para saludar y ver a Hna. Julita, como cariñosamente le decían.
Durante 43 años, mientras se lo permitió su salud y la edad, estuvo presente atendiendo con todo detalle, cariño y amor a sus pequeñuelos como los solía llamar. Hablar del Colegio del Pilar y de su historia es hablar de nuestra querida y amada Hna. Julia Chacón. Siempre con una palabra amable, cercana, gentil. Mirando la necesidad de si algún niño o joven iban sin desayunar; ahí estaba ella aliviando no solo la carencia de alimento sino el posible sufrimiento o dolor que había. En su época de edad adulta, atendiendo la enfermería, lo que hizo por muchos años, oía y aliviaba con su consejo a aquel o aquella que detrás de su dolor de cabeza o estómago lo que pedía era compañía y consuelo, y ahí estaba ella dando lo mejor de sí, como Jesús.
Era de pocas palabras, sus acciones hablaban por ella, pasó haciendo el bien sin ruido. Al cumplir sus 43 años de servicio en el Colegio, los alumnos le hicieron una gran despedida donde bailaron, rieron y también lloraron. Se les iba su compañera de camino a la que sabían no iban a ver más físicamente, pero como les dijo ella: “Yo voy a estar siempre con ustedes, los llevo en mi oración y el corazón”.
Es de resaltar su amor entrañable a la Congregación y su total entrega en el campo de la educación, sin duda comprendió muy bien aquello de que “FORMAR EN AMAR”. Su vida fue de abandono continuo, se caracterizó por ser sonriente, serena, fervorosa. Toda su vida ha sido una aventura al servicio de los más necesitado en el campo de la educación. Sin duda en ella se cumple la frase que le dijera una de sus alumnas: “Uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros sentimientos” (Carl Jung).
Mujer de corazón bondadoso, silenciosa, generosa, sencilla y delicada fue la Hna. Julia. Siempre disponible y confiada; esto se lo daba la certeza de saberse llamada y muy amada por Dios.
Damos gracias a Dios por su vida dedicada al Señor desde que el por el ruido nadie sepa que existimos; por ser mujer de Dios, gesto de Hospitalidad, vida entregada al Señor Jesús y, en Él, al servicio de sus Hermanas y hermanos, especialmente de los más pobres y necesitados, a ejemplo de nuestros Fundadores; una vida tejida de gestos de Caridad hecha Hospitalidad.
Fue llamada a la Casa del Padre el día 30 de octubre de 2022, en la Comunidad de la Residencia Geriátrica “Juan Bonal”, en Llorente de Tibás (San José – Costa Rica), a los 85 años de edad y 68 de Vida Religiosa.
¡DESCANSE EN PAZ!