María Inmaculada Azorero Calvo

Le has concedido el deseo de su corazón…
Le concedes bendiciones incesantes,
la colmas de gozo en tu presencia. (Sal 20,3.7)
Nació en Escarabajosa de Cabezas (Segovia - España) el día 7 de febrero de 1961.
Comenzó el Postulantado el día 12 de octubre de 1980. El día 30 de agosto de 1981 inició el Noviciado y pronunció los Primeros Votos el día 8 de septiembre de 1983. Hizo su Profesión Perpetua el día 30 de agosto de 1989.
Formó parte de las siguientes Comunidades:
- Casa Provincial de la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid (España).
- Colegio “Nuestra Señora del Carmen, Portugalete (Vizcaya – España).
- Colegio “Santa Ana”, Guadalajara (España).
- Colegio “La Inmaculada”, Peñafiel (Valladolid - España).
- Colegio “San José y Santa Elvira”, Torrijos (Toledo - España).
- Colegio “Nuestra Señora del Carmen, Portugalete (Vizcaya – España). Delegada de Pastoral Vocacional y Animación Misionera.
- Consejo General, Zaragoza (España). Consejera, responsable del Ministerio Pastoral de Educación (2007). Consejera, responsable del Ministerio Pastoral de Educación y del Ámbito de Pastoral (2013). Vicaria General (2015)
Hna. Macu vivió apasionadamente su vida y su vocación. Fue forjando en su ser y en su hacer el estilo educativo congregacional que tanto quiso contagiar: “Se educa sólo por amor”.
En una Vereda educativa por diferentes Centros, en los que fue asumiendo diferentes responsabilidades, con un sí pleno a Dios, fue haciendo realidad una de sus grandes pasiones, junto a la educación y la vida, la proclamación de la Buena Noticia. Llevó a cabo una incansable tarea pastoral acompañando a niños y a jóvenes en su descubrir a Dios en su vida cotidiana.
Su gran amor a la Palabra de Dios, otro “pilar en su vocación”, y su implicación consciente en la construcción del Reino de Dios hizo que allí donde estuvo, viviera su gran vocación educadora de la mano de la Palabra y del “venga a nosotros tu Reino”, siempre con el sello de su ser de Hermana de la Caridad de Santa Ana.
Como Consejera General, se implicó con toda su vida y todo su entusiasmo en contagiar que “se educa sólo por amor”. Desde una gran sencillez y un profundo amor a la Congregación, a los niños y a los jóvenes, planeó cuidadosamente a los pies de Santa María del Pilar, como lo hiciera el Padre Juan Bonal a los pies de Nuestra Señora del Salz, una Vereda educativa que la llevó a recorrer las distintas presencias educativas de la Congregación, alentando a sus Comunidades Educativas, apoyando, acompañando y agradeciendo el trabajo de los Equipos Directivos y del personal no docente, contribuyendo a la calidad y calidez de los internados, regalando su sonrisa a los miles de niños con los que se encontró y dejándose abrazar por ellos, desde el “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Durante la Asamblea Congregacional que celebramos en noviembre de 2016 apareció el “bicho”, como ella lo llamaba sin perder la sonrisa. A partir de ese momento, de la mano de su enfermedad a la que siempre miró a los ojos, como le encantaba mirar a ella, siguió en Vereda desde sus diferentes pasiones: la vida, la educación, la proclamación de la Buena Noticia, la familia, la amistad… En ningún momento dejó a un lado la Formación Permanente. Era una gran “devoradora” de libros que, junto con los encuentros de formación, siempre le ayudaron a alentar una de sus certezas más repetidas: “se educa sólo por amor”. También dedicó parte de este último tramo de su vida a Fundación Juan Bonal, a la que llevaba tanto en su corazón como en su acción educadora y pastoral.
Nuestra Hermana Macu vivió su enfermedad con una gran paz y entereza, confiando plenamente en su Señor: “He venido para que tengáis Vida y Vida en abundancia”. Nos lo puso muy fácil a quienes recibimos el regalo de acompañarla en su Vereda final.
El proceso último de su enfermedad fue rápido, demasiado rápido. Cuando ya parecía que daba un respiro, se manifestó de nuevo mientras que nuestra Hna. Macu trabajaba en la Comisión Central Coordinadora del XXIX Capítulo General (2019). Aun así, como Hermana Capitular, se incorporó a la celebración del Capítulo, y nos compartió con toda su pasión y su entusiasmo sus Memorias de este Sexenio. Cuando ya no pudo estar en la Sala Capitular, se quedaba en su habitación inmersa en lo que ella llamaba “mi soledad sonora y habitada”, siempre con la Palabra como fiel compañera.
El día de la celebración de Santa Ana y San Joaquín hizo el esfuerzo de compartir la comida con todas las Hermanas Capitulares, y por la tarde, desde su cama, escuchó con una gran sonrisa el canto del Gloria de la celebración. Plenamente consciente, ya en cama, el día anterior a que su corazón bueno dejara de latir para vivir plenamente con su Señor Resucitado, celebramos con Macu la Eucaristía, en la que participó plenamente de la Palabra y del Cuerpo entregado del Señor Jesús. Lo que más nos compartió en este tiempo fue: “Gracias, gracias…”
Hna. Macu pasó por el mundo haciendo el bien. Ha sido una mujer de Dios, una Hermana de la Caridad que gustaba de estar con su Señor, que sabía escuchar y acompañar, que se olvidaba de sí misma, de un gran espíritu de sacrificio y de trabajo; fuerte y serena; tímida y disponible; de mala memoria para lo negativo; alegre, facilitadora, agradecida, muy agradecida…
Donde fue enviada, era mediación para que niños y jóvenes descubrieran lo mejor de sí mismos y fueran protagonistas de sus vidas, para que las Comunidades Educativas fueran plataformas de Evangelización; procuró en su incansable tarea educativa y en la proclamación de la Buena Noticia, en el servicio de gobierno y en el sencillo estar cotidiano, ser signo del amor y de la misericordia de nuestro Dios, desde su entrega realizada “con el mayor cuidado, con todo detalle, con todo amor”, como lo hicieron nuestros Fundadores.
Te echamos de menos querida Macu. Seguimos viéndote aquí y allá, regalándonos una sonrisa en cada encuentro. Nos acompaña la certeza de que nos cuidas, y atesoramos el testimonio de tu vida y de tu muerte.
Fue llamada a la Casa del Padre el día 29 de julio de 2019, a los 58 años de edad y 38 de Vida Religiosa, en la Comunidad del Consejo General, en Zaragoza (España).
¡DESCANSE EN PAZ!