Centro Apostólico "María Ràfols"

  • Cuba

Provincia religiosa: Santa Ana - América

País: Cuba

Provincia: Holguín

Dirección completa:
Cº Apostólico Mª Ràfols: Apdo. 286 Carret. Central, 117 E
Holguín (Cuba)

El 6 de abril de 1991 las Hermanas llegan a Holguín donde van a ser presencia de Iglesia que, poco a poco, abra nuevos espacios de evangelización. Desde su llegada hasta 1996, la Comunidad acompañó a los Sacerdotes a los pueblos; colaboró con Cáritas en la Casa de ancianos; prepararon las fiestas Patronales y los Tiempos Fuertes de la Liturgia; la Catequesis persona a persona… En 1993, además de las visitas a enfermos, las Hermanas iniciaron en casa, Catequesis de niños y adultos. En 1998 se amplía el radio de acción Pastoral de la Comunidad y las hermanas comienzan su labor evangelizadora a través de Catequesis a adultos-jóvenes- niños en los barrios de Harlen, Nuevo Llano, El Recreo, Ciudad Jardín, Plaquita, Lennin, 71 etc. Con tanta actividad que se desarrollaba, se hizo necesario crear centros propios, tal como se logró en el barrio de Harlen, con la colaboración y aporte personal de los mismos vecinos. De 1994 a 2002, la Comunidad colaboró con “Los servicios Diocesanos de Animación”, tanto en la Pastoral Juvenil como en la Pastoral Vocacional y Universitaria a través de formación, de escuelas de verano, deportes, retiros, convivencias etc. En el 2002, se iniciaron los “Talleres Viva” cuyo objetivo era: educar en valores desde la propia realidad sociocultural. También realizaban paseos, manualidades, actividades artísticas, convivencias etc. De 1997 a 2006 a través de PAS las Hermanas trabajaron en la Formación de Voluntarios y Ministros de la Comunión; visitas a enfermos; visita al Hogar de Enfermos de SIDA etc. En 2003 cabe destacar la atención a la Tercera Edad a través de Ejercicios Físicos, Recreación, Manualidades, Espiritualidad etc. El 1 de noviembre de 2004 se erige “La Parroquia de San Joaquín y Santa Ana”. Las Hermanas y creyentes lo vivieron como un acontecimiento de GRACIA, dada la situación real del País: HA LLEGADO EL TIEMPO… En la Navidad de 2007, con el deseo de continuar su misión de evangelizadoras, las Hermanas llegaron a Certeneja. Lugar situado a diez kilómetros de Holguín. Durante dos años se reunían en una casita que habían adquirido aunque se encontraba en mal estado de conservación. Posteriormente, Se pudo construir una casa nueva con la gran novedad de que la fachada fue una réplica de la casita de Madre Ràfols en Villa Franca del Panedès. La nueva casa recibió el nombre de Villa Franca de Certeneja y sigue acogiendo a la comunidad cristiana del lugar con sus diferentes grupos de catequesis de niños y adultos donde se trata de educar en valores. También disponen de un taller de corte y costura que les facilita la capacitación a quienes asisten a clase. En la actualidad, las Hermanas continúan el trabajo de Pastoral dentro y fuera del Centro. (2012) 25 AÑOS DE PRESENCIA: Hermanas de Santa Ana: un soplo de aire nuevo Llegaron hace más dos décadas a estas tierras. Desde entonces andan repartiendo sueños, construyendo esperanzas y sembrando la alegría en aquellos que habían olvidado cómo reír. Allí donde había solo piedras ellas construyeron plazas; donde reinaba la tristeza pusieron un poco de luz. En cada rincón que alcanzó la energía que ellas desbordan nació una nueva ilusión. Su carisma de entrega y caridad con los más pobres y necesitados las llevó a seguir adelante, aun cuando los obstáculos parecían mayores que las victorias. Los inicios Iniciaba la década de los años 90 cuando las Hermanas de Santa Ana llegaban a misionar en un país que se debatía en una de las crisis económicas más grandes de su historia. Cuba había perdido el apoyo de la ya extinta Unión Soviética y con la caída del muro de Berlín caía también la economía de la Isla. Ante la falta de suministros provenientes de la URSS, la isla se vio rápidamente envuelta en una compleja situación en la que escaseaban los recursos más básicos y de primera necesidad. Sectores como el energético, la industria y el transporte se vieron fuertemente comprometidos y el país se sumió en el llamado “Período especial”, el que se resumía en la pobreza más absoluta. En el año 1990 llegaban las primeras religiosas de Santa Ana a misionar en Cuba. Fue el Sanatorio San Juan de Dios, ubicado en la ciudad de La Habana, el primer lugar en el que estuvo la congregación. Desde allí se ocuparon de la atención a los enfermos psiquiátricos y su acompañamiento en el dolor. Dado su carisma misionero, tres de ella llegan hasta el oriente del país en aras de extender su campo de acción. Es así como llegan a la Diócesis de Holguín- Las Tunas las hermanas Teresa Borras, Ángeles López y Amelia Blanco, quien aún se mantiene en dicha ciudad. Comenzaba de esta forma su misionar en un país al que se le había hecho borrar el rostro de Dios por más de tres décadas. Por lo que su presencia en las diferentes comunidades a las que iban acompañando al sacerdote no pasó desapercibida. Presencia y accionar Desde sus inicios en Holguín, la congregación se estableció en las afueras de la ciudad, en el lugar conocido como Ciudad Jardín, donde comenzaron una labor misionera y evangelizadora que las llevó hasta los barrios más vulnerables y periféricos de la zona. A su vez se trasladaban hacia lugares más alejados como Floro Pérez, Buenaventura, Mir, Uñas y Velasco junto a los sacerdotes, hasta que empezaron a dar catequesis en la S.I Catedral San Isidoro. Con la venida del papa Juan Pablo II en 1998, se abría una nueva página para el pueblo cubano. Se logró la autorización por parte del gobierno gracias a la apertura promovida por su Santidad y se comenzó a misionar en barrios periféricos como Nuevo Llano, El Lenin, El Recreo y Harlem, siendo los primeros lugares en los que nacieron los talleres de Virtudes y Valores (VIVA). De forma paralela la Hermana Teresa Borras inició los grupos de oración carismática en las parroquias de San José y San Isidoro. Pero hacía falta llegar más allá. Así que salieron a domar los caminos que muchos olvidaron y que llevan a una realidad más dura de dolor y pobreza. De esta forma su presencia se hizo habitual en Nuevo Llano, Harlem, Oscar Lucero, Certeneja, El Recreo y El 71; comunidades ubicadas a más de 10 km de la ciudad de Holguín y donde su llegada fue como un soplo de aire puro y renovador. Su labor en el reparto Harlem de la ciudad de Holguín, abrió el camino para futuros proyectos. Aquí la vida puede llegar a ser un reto y sus habitantes se han ido acomodando como pueden en una cantera de piedra dura y filosa. No fue hasta la llegada de las religiosas cuando el lugar comenzó a cambiar en un sitio más amable y menos agresivo. Quizás porque vieron a aquellas mujeres pequeñitas, vistiendo hábito y que cargaban materiales de construcción y quitaban piedras lo que hizo reaccionar a sus habitantes. Aquellos que antes solo establecían su vivienda como de paso, ahora se afianzaban en un Harlem que respiraba esperanza y ganas de vivir. Se creó un grupo de Alcohólicos Anónimos para mitigar un poco este flagelo y se comenzaron a oficiar misas semanalmente. Lo que antes era desolación y desierto se fue convirtiendo en un espacio cuidado y limpio, donde la Hermana Olga Arias, artífice de esta obra, sueña en tener un día una capilla para la Virgen del Pilar, patrona de la Congregación. De igual forma su accionar ha llegado hasta los barrios El Recreo y El 71. Allí se han dado a la tarea de rescatar a sus pobladores de la dura realidad en la que pasan sus vidas, donde el alcoholismo, la falta de empleos y los bajos niveles educacionales han hecho estragos. En aras de aliviar esta carga, las religiosas de Santa Ana construyeron un comedor que ofrece almuerzo durante toda la semana para 20 niñas y niños. Allí no solo se les brinda una alimentación balanceada sino que también reciben repaso escolar y los talleres VIVA, fundamentales en su formación. Resulta conmovedor el hecho de que muchas de las niñas que iniciaron este proyecto, hace casi dos décadas aproximadamente, hoy llevan a sus hijos de la mano para que vivan esta experiencia que cambió su vida, según declaran algunas de ellas. Debido a que las opciones recreativas de dichas comunidades no son amplias, y gracias al financiamiento de la Comunidad Europea, repartos como El 71, Oscar Lucero, Harlem, Nuevo Llano y otros se vieron favorecidos con la creación de espacios para la práctica de deportes como basquetbol, futbol y beisbol. Certeneja Certeneja es una comunidad rural ubicada a 10 Km de la ciudad de Holguín. Con una población de 872 habitantes aproximadamente, cuenta con alumbrado público, dos teléfonos y agua procedente de los pozos cercanos. Las religiosas de Santa Ana llegaron allí hace más de una década y desde entonces han trabajado sin descanso para darle un nuevo color a la vida de sus habitantes. La mayoría de sus pobladores trabajan en la agricultura u oficios con muy baja remuneración económica por lo que la calidad de vida no es elevada. Al no tener un lugar donde asentarse, se ubicaron primero en el garaje de una casa hasta que se vieron en la necesidad de abandonar el local. Posteriormente adquirieron un terreno y aunque ahí tampoco se le permitió construir, encontraron muy cerca de allí la casa donde más tarde se construiría el actual hogar, convertido hoy en guardería. Allí funcionan además varios talleres: corte y costura, tejidos y un aula de computación, además de los talleres (VIVA) hace más de 8 años. Gracias al apoyo del Obispo de la Diócesis Mons. Emilio Aranguren y a Caritas Diocesana, la congregación ha podido colaborar en la construcción de cuatro casas a diferentes familias que no poseían los recursos necesarios y cuyas viviendas eran inhabitables. Además tienen proyectos con campesinos de la comunidad para la cría de ovejos y patos, los que son una fuente de alimento destinada a suplir las necesidades de la guardería y del comedor para niños ubicado en la comunidad El 71. Sueños hechos realidad Allí donde ante solo se columpiaba una vieja casa se levanta hermosa una guardería para los niños de la comunidad. Teniendo como fachada una réplica de la casa donde nació María Rafols, fundadora de la congregación en 1804, la guardería acoge actualmente a diez niños de 2 a 4 años y tienen allí un espacio seguro y educativo donde desarrollarse. Desde las 7:30 am y hasta las 3:00 pm, los niños y niñas encuentran momentos para aprender nuevos trazos, colores y juegos. A su vez van descubriendo a Dios y crecen en valores éticos y morales. En la segunda planta de la guardería se ubica un aula de computación que ofrece sus servicios a la comunidad y un taller de corte y costura que ya va dando frutos. Las mujeres de la comunidad aprenden un oficio que les permite un sustento económico que antes no tenían. Un pequeño parque de diversiones y un mirador completan el conjunto del hogar, dándole un aire renovado a la comunidad y un espacio para que niños y niñas puedan emplear su tiempo libre. Otro anhelo de las hermanas era la creación de un acueducto que proporcionara agua a los pobladores, quienes pasan mucho trabajo para obtener el líquido. Actualmente unas 20 familias se benefician de esta obra que aun espera poder expandirse. Aunque no siempre cuentan con los recursos necesarios, las hermanas de Santa Ana no dejan de soñar. Por eso están enfrascadas en la construcción de una gradería en la cancha que, gracias a la Comunidad Europea, se construyó en el reparto El 71. Esto permita un disfrute más pleno de la comunidad en los encuentros deportivos que se organizan entre las comunidades. “Desde que estamos en Harlem, El 71 y Certeneja, la realidad social ha cambiado favorablemente”, comenta la hermana Olga. “Es bueno saber que hemos ayudado un poco a cambiarles la vida a estas personas”. “Las nuevas generaciones van creciendo en un clima diferente y se ve con los años como van creciendo los frutos. Nos gustaría abarcar más comunidades de las que tenemos actualmente. Pero humanamente ya no podemos hacer más nosotras solas.” “Sería muy diferente si existiera un grupo de laicos comprometidos que ayudaran en comunidades como El Coco, que están alejadas de la ciudad y que poseen también un dura realidad. Nos queda afianzar todo lo que tenemos, todo lo que hemos logrado y seguir trabajando en la formación de laicos.” Son las palabras de una mujer que, junto a la Hermana Nieves Santiago y Amelia Blanco, llegaron para poner luz en medio de la oscuridad. Cuba ha dado 2 vocaciones a la congregación, la Hna Natacha quien se encuentra en una misión de indígenas en Venezuela y la Hna Yeni, ubicada en un colegio en Brasil, ambas holguineras. Lo cierto es que en abril de 2016, justo cuando llega la primavera, las Hermanas de Santa Ana estarán cumpliendo 25 años de presencia en Cuba. Durante más de dos décadas han acompañado a este pueblo en sus alegrías y dolores. Han pasado por esta comunidad la Hna. Teresa Borras, Hna. Angeles Hna Marta, Hna. Lirida, Hna. Mercedes Hna María Delia, Hna Luz Marina, Hna. Natacha y la Hna Pilar, quienes forman parte de esta gran obra. Aun cuando las fuerzas menguan, encuentran la manera de seguir adelante, de hacer reír a un niño de hacer crecer los sueños y convertirlos en realidad. Por: Ana Bárbara Moraga Martínez

El 17 de enero de 2022 esta Comunidad de la Provincia de Santa Ana pasó a formar parte de la Provincia única de América, Provincia "Santa Ana".

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